Una
mastografía, o mamografía, es un
estudio de imagen del pecho que utiliza una leve dosis de
rayos X para la detección temprana del cáncer de mama, incluso
antes de que se comiencen a presentar síntomas, lo que hace más tratable la
enfermedad.
En
el estudio de mastografía, un
técnico de radiología te dará instrucciones para posicionarte en la unidad donde
se lleva a cabo el estudio. Tu pecho será colocado en una plataforma especial,
que cuenta con una paleta de plástico en la parte superior.
Posteriormente
y poco a poco, la paleta de plástico descenderá y comenzará a comprimir tu
seno, se te pedirá que cambies de postura entre imágenes. La rutina suele
comenzar de arriba hacia abajo y luego, de lado a lado.
El
proceso se repite en cada seno. Posiblemente, te pidan que mantengas la
respiración durante unos segundos mientras se toma la imagen con rayos X. La
examinación dura aproximadamente 30 minutos.
Se
recomienda a mujeres de 40 a 69 años de edad, sin signos, ni síntomas de cáncer
(asintomáticas) y tiene como propósito detectar anormalidades en las mamas, que
no se pueden percibir por la observación o la palpación.
Existen
2 tipos de mastografía:
La
mastografía de detección oportuna, también conocida como de tamizaje, que se
usa en mujeres que no tienen signos ni síntomas de cáncer de mama.
La
mastografía diagnóstica, se
recomienda en mujeres después de que se detecta alguna bolita o abultamiento, o
algún otro signo o síntoma de cáncer de mama como por ejemplo, cambios en la
consistencia o color de la piel, hundimientos, aumento de tamaño de alguno de
los senos, secreción por el pezón, dolor, entre otros.
Recuerda que la
mastografía o mamografía es el estudio más efectivo para detectar el cáncer de
mama en etapas tempranas y cuando las probabilidades de éxito de los
tratamientos son mayores.